Es un libro, que
parte desde lo íntimo y lo familiar, una especie de mapa familiar donde se
adentra desde los inicios de dicha conformación, descubriendo lugares, tesoros
sentimentales, razones, testimonios, es un manifiesto contra el olvido “La
verdadera muerte es el olvido”, pero también trasciende lo familiar, cuando somos
testigos de la imagen de un Pueblo (Villa de Cura) que ya no existe o de la
cual queda muy poco; Con una sublime nostalgia Ingrid nos hace transitar por
calles, esquinas, rincones, nos invita a recorrer espacios que para cada
villacurano tienen alguna importancia o nombres que físicamente ya no existen,
pero en la memoria habitaran por siempre, Como el Café Ayacucho; Desde su
familia también podemos reconocer a la nuestra “La familia no es un accidente
histórico” y lo primordial es hacer que el recuerdo produzca elementos para la
reflexión y la transformación de las realidades, nos podemos preguntar
constantemente : ¿De dónde somos? ¿Qué es la identidad?; Logramos corroborar
que la infancia y la adolescencia son inmensos mundos que de cierta manera se
entrelazan con la adultez “El pasado es una historia construida de amorosas
piedras eternas en el abrazo donde no hay exilio posible”.
Para la camarada
Chicote, la memoria es un signo de resistencia, que va reconociendo y
defendiendo en cada uno de sus escritos, en las pocas conversaciones que hemos
tenido, es sorprendente evidenciar como va teniendo una conexión lineal con lo
que vivió y lo que está viviendo, sin dejar de proponer, desmentir, recomendar,
siempre acompañada de una anécdota, algo que nos confirma que ella forma parte
de ese ejercito de la Memoria, “Las cosas mueren cuando olvidamos”.
La poeta, en cada
verso, va descubriendo las razones de su compromiso con la literatura, la
fuente, el motivo: sin duda es familiar, en el prologo que esta publicado en el
libro y lleva por título “La memoria familiar y algunas explicaciones
necesarias”, termina con lo siguiente “La memoria familiar es poderosa cuando
ésta envuelta en renovados afectos. Ésta es la muestra de que ellos nos
sembraron poesía, guitarra, inquietudes y el amor necesario por la vida y por
los sueños”
Como las Poetas:
Enriqueta Larriva, Maria Calcaño, Lydda Franco Farías o Wafi Salih, Ingrid
Chicote tiene su propia voz, su propia fuerza, y el tiempo le reconocerá su esfuerzo no solo como escritora, sino como
promotora cultural, dominada por la conciencia sensible y no por el
dinero.
Aquí les dejo un
poema extraído de la Ruta de los Ancestros:
Despedida
Después de recorrer Soria
Empapada de de sangre
y fuego
Me embarco en
cualquier galeón
Para salir por el
Golfo de Vizcaya
Huyendo de la Guerra
Civil
Traigo este país
Y a este valle de luz
Muertos de años de
guerra
Encontrados en
esquinas y arboledas
Con la mirada en un
cielo
Aturdido de
temporales y relámpagos
La verdadera muerte
Es el olvido
Traemos al presente
relatos orales
Para que los hijos
Y los hijos de los
hijos
Los propios y los
ajenos
Sepan que proceden
De una historia que
se mueve
Que se halla en El
Encanto o en El Metro
O en el Valle de
Tucutunemo
Una historia que lava
sus manos
En ríos desaparecidos
Como los que fueron
Echo la mirada al
pasado
Para volver al
presente
Desde los cuerpos que
ya no se siembra
Debajo de antiguos
robles
Recojo los pasos
De los Pies que no
son míos
Obvio rencores
Limpio heridas
Pido perdón por
inexperta
Para decirle a mis
muertos
Que descansen en paz.
Que viajen
eternamente en el sueño
Y desde el otro lado
del presente
Observen correr las
aguas
Que jamás volverán a
ser
Las mismas aguas
limpias
Que conocieron.
Que viajen por el
universo que preferían
Para que desde allí
Iluminen a los nuevos
nacidos
Hacia lugares que no
son,
Ni serán,
Las profundas
montañas
Bordadas de cascos de
caballos
Que surgieron de los
sueños
De quienes dieron la
espalda a la muerte
Encontrándola sin
olvido
De tanto caminar
Por las riberas del
El Duero
Conversar con Antonio
Machado
En las lomas de
Camejo
El cansancio
Me hace volver la
mirada
Recoger los pasos
Aunque no para
morir.
Huesos y lápidas no
alzan cantos
No se vuelven a la
risa
Ni brindan por los
días venideros
El pasado es una
historia
De amorosas piedras
Eternas en el abrazo
Donde no hay
exilio posible
La familia
No es un accidente
histórico
Es el lugar donde
recurrimos
Cuando ya no queda
otra cosa
Sino visitar los cementerios.
Emilio
Pino Salinas