“El
boxeo que levanta las muchedumbres es siempre el del boxeador pegador, del tipo
que va para adelante y a pura fuerza consigue ganar. A mí eso siempre me
interesó muy poco, y lo que me fascinó siempre, fue ver a uno de esos
boxeadores enfrentado con un maestro que, simplemente con un juego negativo de
esquives y de habilidad, conseguía ponerlo en condiciones de inferioridad”.
Julio Cortázar
Debo admitir que el Boxeo es de mis disciplinas deportivas favoritas, compartidas por la pasión que tengo hacia el Beisbol y el Basket; posiblemente tenga que ver por razones familiares, ya que mi abuelo materno es un entusiasta seguidor del Arte de los guantes, formo parte de la directiva de la liga de boxeo en los 80 en nuestro Municipio (Zamora, Aragua) y mi Madre recuerda con mucha emoción aquellos momentos, donde tuvo la oportunidad de conocer a boxeadores de la talla de: “El Morochito” Rodríguez, Marcelino Bolívar, Fernando Piñango, Pedro Gamarra, Leo “El Torito” Gamez, entre otras luminarias, que hoy forman parte de la inmortal historia del Box Venezolano. Ella (Mi Madre) asegura con mucha experiencia que el boxeo es un deporte practicado por hombres de condición humilde, que vienen del barrio y tienen que hacer miles de trabajos y un profundo esfuerzo para convertirse en grandes estrellas, los invito a que investiguen la historia de cada Boxeador y allí se darán cuenta.
Pero el otro motivo,
al cual se debe mi inclinación al boxeo, es la literatura, si, la literatura;
resumido en un nombre muy claro: Julio Cortázar. Cortázar es de los escritores
que más me han influenciado, sus cuentos recogen muchas vivencias desde lo
cotidiano a lo más inusual, su narrativa es única, gracias a él, muchos
descubrimos que el boxeo tiene una gran riqueza literaria, es encontrar en este
deporte la estética más que la violencia, desde niño Julio lo vio así, una
forma elevada de arte. El mismo Cortázar aseguraba que cuando iba a las peleas
en el Luna Park en Buenos Aires, lo hacía con un libro bajo el brazo, pudo ser
alguno de Víctor Hugo, o de Holderlin, los románticos se combinaban
armónicamente con una vibrante noche de box. A Julio le impresionaba la
perfección de RaySugar Robinson, el descaro de Muhammad Ali, el baile de
NicolinoLocche y el impacto demoledor de Carlos Monzón, precisamente a Monzón
lo retrato en el cuento: La Noche de Mantequilla (Publicado en Alguien que Anda
Por Ahí, 1977), es situada en París y relata la pelea entre Monzón Vs José
Nápoles ( Boxeador Mexicano), es una obra maestra, en la que se puede apreciar
la gran capacidad narrativa del escritor argentino, es considerada como una
obra del género negro .
¿Pero de donde surge
su pasión por el Boxeo? en Argentina el boxeo es un deporte muy popular y sobre
todo para el año de 1923, para ese entonces Julio contaba con 9 años de edad, donde
él y todo el País fueron testigos del combate entre el estadounidense Jack
Dempsey “El Asesino de Manassa” y el
argentino Luis Ángel Firpo “El Toro Salvaje de las Pampas”, era una pelea a 15
rounds por el campeonato Mundial de Peso Pesado y además es considerada como la
Primera en ser denominada “La Pelea del
Siglo”, Dempsey estuvo fuera del ring por un fuerte golpe de Firpo durante casi
20 segundos y aún así le concedieron la victoria al Norteamericano, se dice que es la pelea
más dura, salvaje y dramática en la historia del Boxeo. El mismo Cortázar conto
las incidencias de ese momento trascendental de su vida al Periodista Antonio Trilla (Madrid, 1983): “Cuando
yo era niño tuvimos un gran campeón de peso pesado, Luís Ángel Firpo, que tuvo
una carrera espectacular. Él fue a pelear a los Estados Unidos, y disputó el
título mundial de peso pesado con el norteamericano Jack Dempsey, en 1923.
Dempsey era un gran campeón y terminó venciendo a Firpo, pero después de que
Firpo lo hubiera noqueado y de que el referee y el público ayudaran a Dempsey a
levantarse. Técnicamente Firpo había ganado la pelea y Dempsey debió haber sido
descalificado. Pero el combate siguió y finalmente, Dempsey le ganó a Firpo.
Todo esto está contado en La vuelta al día. Yo tenía en ese momento nueve años
y aquello fue como una tragedia nacional, porque en la Argentina se consideró
un robo al país aquella pelea. No faltaron los que pedían romper las relaciones
diplomáticas con Estados Unidos” y el Propio Cortázar afirma ese momento como
el que lo atrapo en el mundo de los puños “Aquella pelea creo que definió mi
pasión por el boxeo, porque yo quedé muy impresionado por lo de Firpo y empecé
a interesarme por ese deporte que, en esos años, ocupaba mucho espacio en los
periódicos. Leía todo lo que se publicaba sobre boxeo y escuchaba por radio las
peleas más importantes. Desde luego, que, como vivía en una casa llena de
mujeres no había nadie dispuesto a llevarme a ver una pelea”, desde ese preciso
instante el Cronopio Mayor, jamás se apartaría del mundo del Boxeo, siguiéndolo
desde principio a fin como un fiel aficionado, una pasión que siempre lo
remontaría a sus días de infancia.
Mucho se ha dicho sobre el aspecto violento
dentro del Boxeo, algunos no lo consideran un deporte, que es un mal ejemplo y
aseguran que los boxeadores terminan sus carreras con problemas físicos y
mentales; El Periodista español Antonio Trilla en la entrevista que le realizo
en 1986 al escritor Argentino, le pregunta acerca de este elemento que acompaña
y acompañara al Boxeo: La Violencia “¿Qué te
provoca el boxeo para que te intereses por un deporte al que critican como
violento y cruel?” a lo cual Cortázar contesta “Es que yo no lo veo violento y
cruel. A mí me parece un enfrentamiento muy honesto, muy noble, como decías
ahora. Me interesa el enfrentamiento de dos técnicas, de dos estilos, la
habilidad de vencer siendo a veces, más débil. Te diré que casi siempre estuve
del lado del más débil en el boxeo y muchas veces los vi vencer y es una
maravilla. Por otra parte, lo que sucede es que a mí no me interesan los
deportes colectivos. Eso pareciera que va en contra de mi ideología pero creo
que no es así. El fútbol, por ejemplo, me es totalmente indiferente. Sé que
decir esto, en boca de un argentino, es algo grave... (se ríe), capaz de
desatar muchas iras... Pero me es tan indiferente como el rugby o el beisbol.
Me gustan los deportes donde se enfrentan dos individuos, como sucede en el
tenis o en el boxeo. Son dos destinos que se juegan el uno contra el otro. En
el fútbol son once contra once, gana o pierde un equipo. La responsabilidad
individual se diluye, todo se diluye; alguien pudo haber jugado muy bien o muy
mal pero nunca tiene la plena responsabilidad del triunfo o de la derrota. En
el boxeo eso no es posible. Allí un hombre vence a otro. Gana porque es mejor o
porque hizo mejor las cosas”.
En esta oportunidad quise indagar un
poco acerca de esa faceta deportiva de un escritor, que me atrevo a decir que
es de los más conocidos en el mundo entero; y
lo que si debemos estar claros, es que el boxeo es una expresión humana,
que tiene su historia y debe ser plasmada en los medios, ignorarla sería una
verdadero error.
Después
sería muy interesante ampliar el tema: El Boxeo y la Literatura, allí tenemos
mucho que contar; tantos escritores, tantos boxeadores y tantos testimonios.
Otra Batalla Cotidiana…
Emilio Pino Salinas
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