La fascínate Novela “El Coronel No Tiene Quien Le Escriba” de Gabriel
García Márquez, recuerdo que fue un
regalo de mis padres para el época de navidad por allá en el año 2007. El Gabo
siempre fue un nombre común en mi pasión por la literatura (empezaba a comer
libros) aunque no había leído Cien Años de Soledad, sabia de Macondo, de su
premio Nobel, de su amistad con Fidel Castro; Gracias a él llegue a conocer el
Boom Latinoamericano y sus principales representantes, El escritor Colombiano
abrió mi camino, el que conduce a las letras.
Recuerdo la lectura
de aquella obra (en un día pude descubrir su historia), conocer la paciencia y
la esperanza del Coronel, su larga espera y la esposa asmática desesperada por
su situación económica. Esta novela fue publicada por primera vez en 1961,
posiblemente en ella no se encuentra muchos de los elementos característicos
dentro del estilo del autor, como la mezcla entre situaciones fantásticas y
reales o el salto en las tramas, hasta el mismo García Márquez reconoció en una
ocasión, que esta es la más simple de sus novelas escrita hasta aquella fecha. Pero
principalmente, lo que refleja esta historia es un profundo sentimiento de
desasosiego ante la espera, Un Coronel retirado, veterano de la Guerra de Los
Mil Días, quien esperanzado va cada viernes a la oficina de correos de su
Pueblo para recibir respuesta acerca de su pensión. Atrincherado a la soledad,
sin ninguna fuente de ingresos, aferro sus sueños y su última oportunidad de
ganancias a un gallo de pelea, que pertenecía a su difunto hijo.
Cuando vas leyendo y
leyendo, se apodera de ti una sensación de angustia, de tristeza y de
automática solidaridad con el personaje principal: El Coronel, deseas cambiar
el rumbo de la historia para que este viejo hombre no sufra más (y es allí donde la Literatura invade tu
vida, supervisa tus pensamientos y convicciones), pero su calma también
desespera, desearías que se levantara de su paciencia hacía las instancias
competentes a reclamar tus derechos, lo que le merece por sus labor cumplida ante
el servicio militar, ante la Patria.
La parte final de la
Novela es el momento trascendental e impresionante, donde la protagonista es una palabra, que gracias al
Gabo adquiere un tono literario nunca antes utilizado por otros autores. El
Coronel discute con su esposa, la cual le reprocha la falta de dinero, y le
pregunta sujetándolo por el cuello de su franela “-Dime, qué comemos” y de la
siguiente forma termina la novela: “El Coronel necesitó setenta y cinco años-
los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese
instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder:
Mierda”. Una Palabra Literaria: Mierda, gracias por tu genialidad Gabo.
Emilio
Pino Salinas
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